La compensación a las personas y comunidades, en el marco de grandes proyectos de infraestructura, entre otros de minería, petróleo y gas, ha evolucionado ampliamente durante los últimos años. Ya no se trata de una operación financiera de último momento para neutralizar las protestas de la población local.
Anteriormente, las empresas mineras, de petróleo o gas no tenían en cuenta el impacto de sus operaciones sobre las comunidades locales. En muchos casos, el primer contacto serio con las comunidades afectadas por un proyecto minero o gasífero, se llevaba a cabo en el marco de una oferta de compensación, cuyo objetivo era evitar toda disputa que pudiera provocar la detención de las operaciones y de los trabajos.
Existen dos aspectos primordiales para determinar los desafíos de la compensación. El primero es la relación con la comunidad y las otras partes interesadas, es decir, la comunicación y el vínculo de colaboración. El segundo, es el proceso que incluye el conocimiento y un importante sistema de gestión de información.
